La compra de un catálogo musical se ha convertido en una de las grandes tendencias de inversión de los últimos años. Empresas e inversores individuales están viendo en los derechos de canciones, álbumes y composiciones una oportunidad de negocio sólida y a largo plazo. Pero, ¿qué implica realmente adquirir un catálogo musical y cuáles son los derechos específicos que pueden comercializarse una vez adquiridos?
En este post, exploraremos primero los tipos de derechos musicales que generalmente forman parte de una transacción de catálogo, y luego veremos las formas de explotar cada derecho para maximizar su valor.
1. Derechos a comprar
Al comprar un catálogo musical, es fundamental entender los derechos que se están adquiriendo, ya que estos determinan el alcance y el potencial de ingresos de la inversión. Los principales derechos a considerar son:
Derechos de Composición
Los Derechos de Composición son uno de los elementos fundamentales en la propiedad intelectual de una obra musical. Estos derechos pertenecen originalmente a los compositores de la música y a los letristas, y protegen la creación de la melodía y la letra de una canción. Cuando adquieres los derechos de composición en la compra de un catálogo musical, obtienes la capacidad de explotar la creación en diversos contextos y medios.
Estos derechos se traducen en ingresos cada vez que se utiliza la obra en su esencia (melodía y letra) en diferentes formatos, independientemente de la versión o adaptación.
Tener estos derechos permite al comprador capitalizar la popularidad y calidad de la obra original, asegurando ingresos estables cada vez que la canción se usa en diversas producciones y plataformas. Además, otorga la posibilidad de ceder licencias para su reproducción y explotación en otros formatos, como partituras.
Derechos de Grabación (Master Rights)
Los Derechos de Grabación, también conocidos como Master Rights, están asociados a una grabación específica de una canción. A diferencia de los derechos de composición, que protegen la letra y la melodía en sí mismas, los derechos de grabación protegen una interpretación específica de esa composición. Estos derechos suelen ser propiedad de los sellos discográficos o de los mismos artistas, en caso de que produzcan de forma independiente.
Al adquirir los derechos de grabación en un catálogo, el comprador obtiene el control sobre la explotación de esa grabación específica, lo cual incluye una serie de beneficios importantes.
Los derechos de grabación son especialmente valiosos en la era digital actual, donde la música puede ser compartida y reproducida en diversas plataformas globales. Además, la popularidad de servicios como el streaming ha multiplicado las oportunidades de ingresos derivados de la reproducción de grabaciones.
La combinación de ambos derechos en una transacción es común, ya que permite al comprador una explotación más completa de las obras. Sin embargo, también es posible adquirir solo uno de estos derechos dependiendo de los objetivos de la inversión.
2. Cómo explotar los derechos
Una vez adquiridos estos derechos, existen varias maneras de monetizarlos. Aquí te presentamos las formas principales de explotar un catálogo musical:
A. Derechos de Ejecución Pública
Los derechos de ejecución pública permiten que la música sea reproducida en lugares públicos, como conciertos, radio, televisión, plataformas de streaming y otros espacios donde se escucha música para una audiencia. Estos derechos suelen ser gestionados por entidades de gestión colectiva y son una fuente constante de ingresos.
Los compradores de catálogos pueden recibir regalías cada vez que las canciones se reproducen en radio, eventos o plataformas digitales, y estos ingresos pueden ser significativos dependiendo de la popularidad de la música adquirida.
B. Derechos de Sincronización
Los derechos de sincronización (o sync rights) otorgan la posibilidad de utilizar la música junto con imágenes, por lo que son comunes en cine, televisión, publicidad, videojuegos y redes sociales. Las licencias de sincronización generalmente requieren negociaciones directas y pueden generar ingresos elevados, especialmente si se trata de un proyecto de alto alcance.
Esta forma de explotación es particularmente lucrativa en la era del contenido audiovisual, donde las oportunidades para sincronizar música en nuevos medios y formatos crecen constantemente.
C. Derechos Mecánicos
Los derechos mecánicos representan las regalías generadas cada vez que una canción es reproducida o distribuida, ya sea en formato físico (CD, vinilo) o digital (descargas y streaming). Las plataformas digitales como Spotify y Apple Music pagan regalías mecánicas cada vez que una canción es reproducida, y estos ingresos se envían a los propietarios de los derechos.
Para los compradores de catálogos, los derechos mecánicos son una fuente de ingresos recurrente que depende del número de reproducciones en plataformas de streaming y ventas de la música en otros formatos.
D. Derechos de Impresión
Aunque son menos comunes, los derechos de impresión permiten la reproducción y venta de partituras de las canciones adquiridas en el catálogo. Estos derechos se comercializan a través de licencias para imprimir partituras físicas o digitales y son especialmente relevantes para músicos y educadores.
Si el catálogo incluye canciones populares o ampliamente interpretadas, los derechos de impresión pueden representar una fuente adicional de ingresos, especialmente en el ámbito educativo y entre músicos que buscan tocar e interpretar las obras.
Conclusión: Maximizar el valor de los derechos comprados
La adquisición de un catálogo musical abre múltiples vías para obtener ingresos mediante la explotación de los distintos tipos de derechos que lo componen. Desde la ejecución pública hasta la sincronización y los derechos mecánicos, cada derecho tiene su propio mercado y genera ingresos de manera continua.